Tengo que empezar esta crítica, igual que empecé la anterior,
advirtiendo de que en ella voy a hablar del final de la película. No creo que
eso tenga importancia para disfrutarla, pero para el que crea que sí, aquí dejo
el enlace para poder ver la película completa antes de leer el texto.
En 1931, el cineasta alemán Fritz Lang dirigió M, el vampiro de Dusseldorf, y con ello
dio una clase magistral de en qué consiste el oficio de director de cine. Todas
las escuelas de cine del mundo deberían tener la obligación de enseñar esta
película a sus estudiantes. Estudiar cine, y no haber visto M, el vampiro de Dusseldorf es como
estudiar literatura y no haber leído Crimen
y castigo.